sábado, 5 de enero de 2019

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Me rompí en mil pedazos
muchas veces.

Me levanté como pude
cuando no quedaba nadie.

Lloré muchas noches
con tus palabras en mi mente.

Sonreí a duras penas
recordando que no estabas.

Cada día pesa más,
cada día más ausente.

Cada noche causan insomnio
tus promesas perdidas.

te echo de menos

martes, 10 de mayo de 2016

No entiendo la razón por la que todo el mundo siente la necesidad de decirte "no estés mal", "sonríe", "sé feliz". Como si ser feliz todos los días, a todas horas fuese algo normal, o simplemente natural. Somos humanos, ¿se te había olvidado? Todos reímos, sí, pero lloramos, sentimos dolor y echamos de menos. A veces demasiado.
Hacía mucho que no me ponía delante de mi cuaderno con mi bolígrafo negro, el de escribir mis pensamientos. Realmente hacía muchísimo tiempo que no lo hacía. Y ha sido extraño. He sentido cómo volvía a abrir heridas que creía cerradas. Y aunque normalmente no escribo así, voy a hacer una excepción:

Hay recuerdos que no se borran. Hay que aceptarlo. Y no se van a borrar, no. Podemos taparlos con mil tiritas de normalidad, con sonrisas en las fotos, por supuesto. Pero, ¿qué pasa cuando nos miramos al espejo? ¿Qué vemos? ¿Vemos lo que un día quisimos ser? Siempre quisimos una vida de ensueño, pero nos hemos encontrado con un camino lleno de piedras y altibajos. Un camino duro y en muchas ocasiones solitario, pero es un camino y todos ellos tienen un fin. Al mirar al espejo, no espero ver una sonrisa permanente ni la mejor ropa ni el mejor cuerpo, espero ver una persona, una persona real. Una persona que ríe y llora, que sueña y tiene pesadillas, una persona con virtudes y defectos. Una persona que solo quiere mejorar, aprender de los demás y poder aportarles algo positivo. Quiero ser esa clase de persona que analiza su alma y ve sus heridas aún abiertas, casi cerradas o sus cicatrices y piensa "mira lo que has sufrido, y aquí estás, aquí sigues". Quiero ser esa clase de persona que afronta sus miedos, que disfruta de los buenos momentos y que aprende de los malos. Quiero ser como YO quiera.

Y si hay que llorar, lloraremos. Si hay que sonreír, sonreiremos. Pero ante todo, seremos felices con nuestras cicatrices.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Te dedico cada noche sin dormir, 
te dedico cada lágrima. 
Te dedico cada sueño roto, 
te dedico mi pesar. 
Te dedico mi mejor sonrisa
y mi abrazo más sincero. 
Llegados a este punto
no sé si te odio
o te echo de menos.

lunes, 16 de febrero de 2015

No es como si no supiera de lo que hablo. No es como si no supiera lo que siento. Es como volar sobre los edificios más altos, olvidando el miedo que tengo a las alturas. Es como saltar al vacío sin miedo porque sé que me cogerás antes de herirme. Ya no quiero tiempo si no es contigo. Ya no quiero cantar si no es para ti. Mis folios se llenan de palabras sin sentido si no eres tú el destinatario. Mis lágrimas se esconden más a menudo porque mis labios están ocupados sonriendo por ti. Qué estúpido creer que nunca encontraría esto. Qué estúpido haber vivido con el miedo de sentir un corazón que late por otro.
Qué bonito todo si eres tú quien me acompaña.

martes, 27 de enero de 2015

Lloró como mil demonios
el dolor de un corazón que ya no late.
Sangró como un boli su tinta
sobre el papel cada recuerdo.
Soñó como un preso
condenado a pena de muerte.
Pero todo resultó ser
una curiosa metáfora
pues el preso se apenó por la muerte
y ella
murió por la pena.

martes, 30 de diciembre de 2014

Hace mucho que no escribo, o que no existo. Hace mucho que solo siento frío, el invierno se alojó en mi corazón hace tanto que ni lo recuerdo. Hace mucho que lloro por cada vez que río. Hace mucho que te echo de menos, y a mi por cómo era contigo. Hace mucho que dejé de creer en princesas y príncipes, quizá, nunca llegué a tener clara la idea de un final feliz con un príncipe perfecto, porque todos los tíos que han pasado por mi vida, de un modo u otro, fueron sapos que besé y no se convirtieron en otra cosa.

Hace mucho que no escribo, y no lo entiendo. Las palabras salen con las lágrimas, pero, quizá mis ojos se han hartado de llorar y no sueltan el pequeño desahogo salado que me da las alas con el bolígrafo. Hace mucho que no soy feliz, simplemente estoy, aprovecho pequeñas oportunidades, pero no puedo jactarme de ser una persona con suerte, por lo que dichas oportunidades son casi inexistentes.

Hace mucho que no escribo, y que no duermo. Duermo lo mínimo, no recuerdo lo que sueño. Puede que sea porque para tener sueños, es necesario tener aspiraciones. Supongo que carezco de cualquier aspiración en la vida y me conformo con no molestar al resto de personas que sí pintan algo en esta locura de mundo.

Hace mucho, muchísimo, que no soy yo. O quizá, simplemente no sé quién soy. Sencillamente, igual no soy nada.

lunes, 18 de agosto de 2014

Quizá fue jurar en vano
o el amor que no nos dimos,
pero es triste
que tu lado de la cama
cada noche esté más frío.