lunes, 9 de abril de 2012

What if?


Llega sin avisar. Y lo descoloca todo. Entra como un remolino y se instala en tu corazón. Sin previo aviso. Se esconde. Allí al fondo, donde cree que no será descubierto. Pero entonces pasa. Alguien activa ese sentimiento olvidado en aquel oscuro cajón de tu interior. Y lo pone a flor de piel. Hace que sudes, te pongas nervioso, sonrías tontamente, te rías sin razón, que te sientas ingenuo, vulnerable. Porque cualquier cosa que diga o haga esa persona es suficiente. Es demasiado. Hasta el más mínimo gesto sirve para hacer de algo diminuto algo inmenso. Porque aunque el día tenga 24 horas, simplemente una mirada o una sonrisa suya de apenas un instante, es lo más bonito que te puede pasar. Porque la recuerdas siempre, en cada momento. Cada pensamiento gira en torno suyo. Todo, cualquier cosa, te recuerda a esa persona. Hasta lo más simple. Únicamente puedes pensar. Soñar. Soñar con sentirla, olerla, besarla, esperando el momento en que todos tus pensamientos se vuelvan un hecho. Una realidad.
Y cuando te quieres dar cuenta ya es demasiado tarde. No puedes hacer nada. Ya has caído en sus redes. Estás enamorado.