martes, 30 de diciembre de 2014

Hace mucho que no escribo, o que no existo. Hace mucho que solo siento frío, el invierno se alojó en mi corazón hace tanto que ni lo recuerdo. Hace mucho que lloro por cada vez que río. Hace mucho que te echo de menos, y a mi por cómo era contigo. Hace mucho que dejé de creer en princesas y príncipes, quizá, nunca llegué a tener clara la idea de un final feliz con un príncipe perfecto, porque todos los tíos que han pasado por mi vida, de un modo u otro, fueron sapos que besé y no se convirtieron en otra cosa.

Hace mucho que no escribo, y no lo entiendo. Las palabras salen con las lágrimas, pero, quizá mis ojos se han hartado de llorar y no sueltan el pequeño desahogo salado que me da las alas con el bolígrafo. Hace mucho que no soy feliz, simplemente estoy, aprovecho pequeñas oportunidades, pero no puedo jactarme de ser una persona con suerte, por lo que dichas oportunidades son casi inexistentes.

Hace mucho que no escribo, y que no duermo. Duermo lo mínimo, no recuerdo lo que sueño. Puede que sea porque para tener sueños, es necesario tener aspiraciones. Supongo que carezco de cualquier aspiración en la vida y me conformo con no molestar al resto de personas que sí pintan algo en esta locura de mundo.

Hace mucho, muchísimo, que no soy yo. O quizá, simplemente no sé quién soy. Sencillamente, igual no soy nada.

lunes, 18 de agosto de 2014

Quizá fue jurar en vano
o el amor que no nos dimos,
pero es triste
que tu lado de la cama
cada noche esté más frío.

lunes, 14 de julio de 2014

Mi mente se convirtió
en un baúl
de sueños rotos
lleno de cajas
portadoras de dolor
y nostalgia.

Tú fuiste para mi
quien iluminó todo.

Y te marchaste.

Y ahora vivo a oscuras.

jueves, 3 de julio de 2014

Atarme a ti me hizo libre.
Saber que tu mano sostiene la mía
me hizo valiente.
Mirarte en la cama durmiendo
me hizo soñar.
Tus ojos color mar
me hicieron luchadora.

Y es que tú
pequeño
eres mi fuerza
-y a la vez
mi punto débil-

domingo, 29 de junio de 2014

Memories.

Decidió olvidar y la cogió por el cuello. La besó y la besó. Sonreía por su esencia. Le gustaba su sabor.
Pero como todo, la botella se acabó. 
Y pasado un tiempo, los demonios volvieron a su mente. Y todo se ennegreció, porque el pasado no se embriagaba con él y le perseguía a todas partes.

Para su desgracia,
los recuerdos
no se emborrachaban.

miércoles, 4 de junio de 2014

Y por si te lo preguntas,
sigo enamorada.
De ti,
de mi,
de nosotros.
De lo que pudimos ser
y no fuimos
ni seremos.
De los sueños que rompimos
y creamos
aquel triste invierno.

Y por si te lo preguntas,
lloro.

Y por si me ves,
sonrío.

Y solo por vernos,
sueño.

jueves, 22 de mayo de 2014

La lluvia dominaba sus días. El sol jugaba al escondite tras las nubes, que apenas dejaban pasar un atisbo de luz entre ellas. El frío viento congelaba sus huesos lentamente. De siete días, seis eran amargos. Cada mañana se levantaba deseando encontrar una razón para querer despertarse al día siguiente, pero nunca la hallaba. Cada noche, su insomnio le recordaba que el pasado no desaparece, que el presente duele y que el futuro agobia.
Y sonreía.
Sonreía como si nada importase, como si no doliese cada respiración, como si no deseara que su corazón cesara en su latido de repente. Sonreía como si los pájaros cantaran para ella, como si las hojas de los árboles bailaran a su paso, como si todo lo oscuro fuera en realidad un amago de alegría.
¿Por qué? Os preguntareis. Quizá, porque si cada día desea ser feliz, algún día llegue a serlo. Quizá, porque soñar con no estar roto por dentro, arregle un alma destrozada por los golpes de la vida. Quizá, porque es más fácil sonreír, que explicar las miles de razones por las que lloras.
Quizá.

lunes, 5 de mayo de 2014

Mentiría si dijera que no dueles como antes.
Que no te echo de menos.
Que tu ausencia no me quema.
Que soy fuerte sin ti.
Que no morí contigo.



martes, 29 de abril de 2014

Primero, el silencio fue no articular palabra. Quizá el problema ha sido que pasó de la boca a los ojos. Y así, nuestras miradas, tampoco se decían nada.

martes, 22 de abril de 2014

monster

Digamos que me convertí en un monstruo. Sigo siendo igual, la misma sonrisa, las mismas bromas, nada ha cambiado aparentemente. Pero dicen que las miradas no engañan, y la mía se transformó en un abismo, un vacío que llené con mentiras hacia mi, repitiéndome mil veces que no estaba tan mal, que algún día las cosas irían bien. Cambió mi forma de reír, de pensar, de hablar, incluso de dormir. Ya no hay sueños, solo pesadillas. Todo por no mostrar nunca cómo me siento, puede que por miedo a parecer débil, puede que por haber aprendido que los secretos mejor guardados son los que no se cuentan. Quizá por eso ahora soy un monstruo, mi corazón late por latir, es frío y está dañado y soy consciente de que nunca se recuperará del todo. Supongo que es por eso que me escondo tras mil libros y mil canciones. Aunque solo siento seguridad cuando sus brazos me rodean. Estúpido corazón, debe ser que quedaba un resquicio de esperanza, y, qué más da, ya me he lanzado no sé muy bien a dónde sin pensar qué puede suceder. Tal vez no me rompa, tal vez me cure, tal vez me llene. Puede que esos ojos azules devuelvan la chispa que un día iluminaba mis ahora tristes ojos verdes. Pero mis demonios siguen dentro y, siendo realistas, no parece que tengan intención de marchar. De todas formas, ¿qué somos sin heridas? Seres estúpidos que creen en cuentos de Disney con final feliz. Yo no creo, ya me rompí, solo lucho por algo que sé que no merezco. Felicidad, lo llaman.

viernes, 4 de abril de 2014

Perdedora.

Tiembla y llora. Jódete. Entérate de que nadie te quiere, que nadie te necesita, que eres totalmente prescindible, que todo seguiría igual si no estuvieras. ¿Crees de verdad que alguna persona perdería su tiempo por salvarte? Por favor... Me río por no llorar. Das pena. No gustas a nadie. Ojalá algún día entiendas de una vez que la vida no está hecha para todo el mundo. Y tú, estúpida llorona, eres una de esas personas que no concuerda.

sábado, 29 de marzo de 2014

Es como si no pudiera callarlos. Nada puede controlarlos. Llevan su propia dirección, deciden cuándo aparecer, eligen los pensamientos que más destrozan. No puedo con ellos. Me superan. No hay persona que pueda conseguir su silencio, no hay abrazo que pueda ahogarlos, no hay beso que pueda hacer que desaparezcan.
Los demonios de mi mente no quieren marchar. Están en mi cabeza y manejan todo. Ellos deciden cuándo río y cuándo lloro, si hieren o animan.
Y siempre intentan desmoronar cualquier atisbo de alegría.

miércoles, 26 de marzo de 2014

'solo si es contigo siento que nada me puede'

Érase una vez, una niña con una sonrisa en la boca y una puñalada en el alma. 
Sus ojos claros reflejaban un alma triste y oscura, pero poca gente conseguía hallar tal reflejo, se conformaban con contemplar el color verde de su mirada. Quizá por eso se escondió en sí misma y se perdió, pretendiendo que alguien algún día encontrara un atisbo de su ánima y se decidiera a buscarla, para volver a darle paz.
Más de una vez, algún chico (o capullo integral, como les denominaría esta niña) había simulado interesarse por los problemas de la pequeña, para posteriormente ilusionarla con un cuento sin futuro, que haría cada vez más y más grande el agujero negro de su corazoncito.
Cierto día, apareció un muchacho, parecía ser como el resto, estúpido e insoportable. Pero poco a poco, fue ganándose su confianza. La abrazaba si tenía frío, siempre conseguía sacarla una sonrisa y la protegía de todo mal. Sin quererlo, o quizá buscándolo, quién sabe, se encontró el chiquillo con la herida que tanto escondía la niña. Ella se asustó, pensando que se marcharía al encontrarse con la sombra que guardaba dentro. Pero no. Él la abrazó, la quiso, la siguió cuidando, la mimó e intentó curar sus heridas con besos.
Pasaron los meses. Ella mejora poco a poco, es más, cuando está con él es tan feliz, que podría decirse que su alma brilla. 
No comieron perdices, esto no es un cuento. No hay princesas ni castillos ni zapatos de cristal, hay pura realidad. Actualmente son felices. ¿Y su futuro? Se escribirá solo.


martes, 25 de marzo de 2014

Y qué si duele.
Y qué si sigo esperando un mensaje tuyo.
Y qué si nunca llegará.
Y qué si soy la niña estúpida que llora a solas.
Y qué si te echo de menos.
Y qué si el que no estés me mata.
Y qué si yo morí contigo.
Y qué es esto.
Y qué coño hago yo sin ti.
Y qué hago esperando.
Te perdí.
Me perdí.
¿Dónde estamos?

jueves, 20 de marzo de 2014

fog

El humo de mi cigarro se desvanece en el ambiente, de la misma forma en que intentaba que tú salieras poco a poco de mi mente y desaparecieras en el aire. Parecías tan poco dañino, tan imposible de coger, tan fácil de sentir, tan acogedor. Fuiste tan doloroso, me incendiaste por dentro, pero no con el romanticismo que puede entenderse de sentir tu calor en mi interior. No como en los cuentos. Nunca fuiste mi príncipe, fuiste otro puto sapo, otro sapo de los que besas y usa una máscara para ocultar su verdadero y repugnante rostro. Me quemaste, dejaste todo hecho cenizas en lo más profundo de mi.
¿Y qué?
Que te fuiste, que me dejaste tan chamuscada, tan destrozada en mi interior, que intente llenar lo que vaciaste con humo, con nicotina, con lo que me recuerda a ti. Esa nube blanca que traspasa mis pulmones y me mata poco a poco, como tú hiciste conmigo ese día. El día en que tu orgullo me comió, el día en que no supe reaccionar, el día en que decidimos que nuestros caminos nunca deberían haberse juntado. El día en que tú fuiste una bocanada de aire fresco y yo me convertí en niebla.

martes, 18 de marzo de 2014

xviii

Tú fuiste quien decidió que sonreír no valía la pena. Tú fuiste quien hizo de sus pequeñas heridas, un mar de sangre interior. Tú fuiste quien eligió vivir inerte. Tú fuiste quien se mató. Tú manchaste de sangre cada folio al escribir cartas sin destinatario. Tú fuiste quien miró al cielo haciendo preguntas sin respuesta. Tú fuiste quien esperó sonrisas y halló puñales a la espalda. Él fue quien te salvó. Él fue quien dibujó una sonrisa en tu cara. Él fue quien difuminó tus ojeras. Él fue quien desmoronó tu insomnio. Él hizo que te gustara soñar. Él te dio partes de su corazón, también roto, para arreglar el tuyo. Él fue quien iluminó tus ojos con su océano en la mirada. Él decidió que tu alegría sería a su vez la suya. Él amó. Tú quisiste. Todo continúa.

lunes, 24 de febrero de 2014

'El corazón triste y firme como un soldado'

Ya nadie te hunde, ¿cómo hacerlo? Ya estás perdido. No te encuentras, quizá has llegado a ese punto en que no quieres encontrarte. Puede que te de miedo lo que halles. Demasiado dolor guardado, demasiadas mierdas a las espalda. Tal vez todo se active con las palabras adecuadas y explotes. ¿Quién sabe? Tú no, tú ni siquiera reconoces al que aparece en el espejo. ¿Cuándo aparecieron esas ojeras? No se van a borrar ya, pequeño, forman parte de ti, dejan ver lo oscuro de tu interior. Qué más da, a nadie le importa, ¿verdad? Para qué preocuparse por una persona que es una granada, por una persona que en cualquier momento, cualquier día, va a estallar. Elegiste estar solo para que no hubiera víctimas cuando eso ocurra. Y así estás, café y cigarro en mano, mirando por la ventana ese cielo gris nostálgico que tan bien te define.

jueves, 20 de febrero de 2014

El café caliente.
El cigarro encendido.
Tu alma rota.
El silencio demasiado fuerte.
Nada ha cambiado. 
Todo como siempre.

jueves, 2 de enero de 2014

Juré no volver a caer en tu mirada, tus juegos, tu boca, tus brazos, tu forma de fumar, tu voz, tu "te quiero", mi "yo más". Pero lo hice, y como era de esperar, ahora solo me acompaña soledad.